MIEL
EL DULCE ROSTRO DE LA MUERTE
A pesar de pecar de cierto grado preciosista, la actriz Valeria Golino debuta en la dirección con un extraño pero convincente film sobre la soledad, el vacío existencial y, cómo no, el amargo rostro de la muerte.
Detrás de su dulce sobrenombre, Miel esconde un oficio que le va apresando lentamente. De manera voluntaria, se ha convertido en una especie de Ángel de la Muerte clandestino. Ayuda a enfermos terminales a poner fin a un calvario atroz, acelerando su encuentro con lo inevitable.
Todo cambiará cuando conozca a un hombre desgastado por una enfermedad ignorada hasta entonces por ella: la perpetrada por la propia vida.
Golino esquiva el debate sobre la eutanasia, a pesar de ser el marco en el que se desarrolla la historia de la joven protagonista. Prefiere los sentimientos, aquellos que nacen de tan terrible situación, visibles en las caras de unos formidables Jasmine Trinca y Carlo Cecchi. Y en la cima, las ceremonias previas al descanso eterno, principalmente la de un joven muchacho hastiado por una enfermedad injusta, y el dolor de los que se quedan a la espera de que la parca terrenal realice su labor. Una escena terrible, audaz, espejo de una prometedora cineasta con mucho que contar.
Responder