10.000 KM
TAN LEJOS, TAN CERCA…
Además de constituir una de las grandes obras maestras del cine reciente, la visionaria Her presentaba, quizá, el retrato más profético de la soledad a la que está destinada la humanidad por sus acciones y decisiones. Dibujaba un futuro desolador, en el que el hombre había renunciado al contacto físico en beneficio de su creciente apego por las nuevas tecnologías.
La ópera prima del cineasta Carlos Marqués-Marcet podría considerarse perfectamente una especie de transición entre nuestro presente y el futuro (cada vez más próximo) presentado por Jonze en su magistral película. Una reflexión sobre el amor, la distancia y el papel cada vez más determinante de los inventos digitales en nuestras vidas.
Y es que, por encima de su comentado y brillante plano secuencia inicial, 10.000 Km supone la fotografía más detallada y visceral vista en la pantalla de la generación actual. Con sus virtudes, defectos, aciertos y equivocaciones, expuestos en carne viva a través de Sergio y Álex, dos enamorados que deberán pasar un año separados debido al trabajo de la joven en el extranjero.
Ambos creen que superarán con nota la prueba. Es un corto periodo de tiempo y, además, cuentan con todo tipo de artilugios para amenizar los días; micrófonos, ordenadores de última generación y, por supuesto, el programa Skype.
Pero la separación pronto se hará notar. La ausencia se convertirá en un lastre para los jóvenes amantes y los “te echo de menos” se harán más recurrentes, dando paso a reproches, celos, culpas y arrepentimientos.
El film acierta de pleno en la muestra de ese deterioro, haciendo partícipe al público a través de situaciones de sobra conocidas por el espectador, conocedor de que cada elemento positivo del espacio virtual arrastra consigo otro negativo. Fotos que incorporan “etiquetas” de más, sonrisas demasiado marcadas cuando uno no está junto al otro son algunas muestras de cómo las tecnologías, más que acercanos a nuestros seres queridos, en ocasiones nos alejan aún más de ellos.
Nada sobra ni falta en esta espléndida y honesta historia de amor, magníficamente interpretada por Natalia Tena y David Verdaguer, ambos en verdadero estado de gracia. Imprimen temperamento y veracidad por los cuatro costados. Basta con presenciar el principio y el final, evidencia del poder de sus caracterizaciones y de la maestría del film; caras opuestas de un romance expresado de muy diferente manera. Un amor a veces apasionado, otras doloroso pero, por encima de todo, profundamente sincero.
No se la pierdan.
mayo 5, 2014 a 23:54
Me ha encantado tu crítica. Ahora me da miedo verla porque con “Her” lo pasé fatal. Pero bueno, intentaré ser valiente y acercarme a una sala de cine. Eso sí, como me de un bajón ya puedes ir pensando en algo para animarme 😉
mayo 16, 2014 a 02:16
Jajaja! Eso está hecho!
Te la recomiendo totalmente, es una película fantástica.
Un saludo!